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Blog de Historia

Mezcala. Un espejo y un corazón.

Mezcala: un espejo y un corazón

Al acercarse la conmemoración del bicentenario de la independencia de México, Mezcala, su laguna, su isla, sus tierras, han vuelto a ser apetecidas por el gobierno federal, por el gobierno estatal y por el gobierno municipal. Pero el pueblo Coca de Mezcala tiene una conciencia profundamente arraigada en su pasado ancestral, posee una historia de resistencia y está orgulloso de su identidad indígena. Se defienden, resisten, denuncian y construyen la autonomía en sus bellos territorios.

Jorge Alonso

Las luchas de una gran variedad de gentes por su autonomía demuestran un impulso de larga duración que va transformando continuamente tanto al grupo como a la realidad en la que vive. Es el caso de la comunidad indígena de Mezcala. En el Lago de Chapala, el más grande de México, este pueblo mantiene una estrategia de resistencia y de defensa de sus tierras y de sus derechos que viene de siglos atrás y que se ha ido adaptando a las circunstancias cambiantes sin someterse a ellas.

FUNDADO POR LOS AZTECAS

Los habitantes actuales de Mezcala tienen muy presente sus orígenes. En un letrero a la entrada del pueblo se anuncia que Mezcala es un pueblo fundado por un grupo de aztecas que en su viaje hacia el valle de México se quedaron allí. Están orgullosos de las cerámicas precolombinas que se encuentran en su territorio, de una cueva, de sus pinturas rupestres, de sus petroglifos, de unas grandes piedras que en el cerro evocan las creencias religiosas sobre la lluvia. Están muy orgullosos de la isla que está frente a la población.

Como es un poblado protegido por una gran montaña al lado de la laguna, sus habitantes han sabido aprovechar la geografía, poco accesible, para conservar sus costumbres. No obstante, han ido negociando hibridaciones e incorporando elementos nuevos, sin permitir que éstos los dominen. Dicen que sus fiestas datan de tiempos anteriores a la Conquista española, pero las han revestido del santoral católico y les han añadido las fiestas patrias.

A principios de los años 90 la modificación salinista del artículo 27 permitió la venta de tierras en posesión de ejidatarios y comuneros. Se acrecentaron entonces las presiones sobre los comuneros de Mezcala para que vendieran sus tierras, muy apetecibles por la belleza del lugar, codiciado por proyectos turísticos. Pero los comuneros de Mezcala han sido tenaces en una dura oposición a la privatización y no han aceptado los programas Procede y Procecom, el primero un programa oficial de titulación de derechos ejidales y titulación de solares, y el segundo la traducción de ese programa a los terrenos comunales. Con la llegada de un gobierno de derecha -panista- al estado de Jalisco, se alentó la privatización del campo jalisciense. Además, con la complicidad de un comunero, una persona allegada al equipo del primer gobernador panista invadió a finales de su administración, una parte alta del monte comunal, con una vista privilegiada de la laguna. Desde entonces los comuneros han entablado una movilización social y una lucha jurídica para enfrentar a este hombre, protegido de poderosos políticos.

ES UN LUGAR SAGRADO

En 2002 la comunidad de Mezcala sufrió una incursión más del gobierno y de los empresarios que han estado codiciando sus tierras. En lugar de construir una carretera siguiendo el camino antiguo al lado de la laguna, hicieron un trazo en el cerro comunal, con el objetivo de abrir terrenos para los fraccionamientos y el turismo. La intención: el ingreso de la inversión extranjera a la comunidad.

Con la intensificación de las presiones sobre la comunidad, también se ha intensificado, la resistencia. Los comuneros de Mezcala buscaron aliados en su lucha para conservar sus tierras y tradiciones, y los encontraron en el Consejo Nacional Indígena. En particular, han estrechado vínculos con los wixaritari (huicholes), quienes consideran el Lago de Chapala un lugar sagrado al que vienen desde sus lejanas tierras a hacer ofrendas a la laguna para pedir la vida y el agua.

Con entusiasmo, la comunidad de Mezcala se adhirió a la Otra Campaña zapatista, y cuando el Subcomandante Marcos visitó Jalisco en mayo de 2006 la comunidad participó en actos masivos de la Otra Campaña. Se presentó como comunidad indígena Coca, como pueblo histórico dueño de su propio territorio. Argumentaron que esa identidad la fundaban en documentos antiguos, pero que eso lo sabían no sólo por los papeles, sino también por sus padres, madres, abuelos, tíos, por todos los que habían luchado por tierra y libertad en aquel territorio. Por el orgullo de su origen indígena, la comunidad sostenía que Mezcala era un pueblo que siempre había estado en la Otra Campaña. En aquella ocasión expresaron que en la Otra Campaña no ponían una esperanza sexenal, pues no buscaban ni presidente ni partido político, sino la solución de sus problemas. Y que su experiencia los había convencido de que eso lo lograrían desde abajo, recuperando sus raíces indígenas, defendiendo la tierra y reconstruyendo su sentir y actuar comunitario.

CUENTAN CON EL RESPALDO
DE OTROS PUEBLOS

En noviembre de 2006 la comunidad de Mezcala organizó el Foro Nacional en Defensa de la Madre Tierra y la Autonomía de los Pueblos Indígenas, evento en el que fortaleció relaciones con otros pueblos indígenas en torno a la defensa del agua, del maíz, del territorio, de la medicina tradicional y del autogobierno. Los comuneros de Mezcala señalaron que si hacía dos siglos 400 indígenas habían enfrentado exitosamente a 8 mil elementos del Ejército Real Español, hoy miles de indígenas derrotarían a quienes querían despojarlos de sus tierras y costumbres.

En marzo de 2007, en la reunión de la región Centro-Pacífico del Congreso Nacional Indígena, participaron los comuneros de Mezcala bajo la denominación de pueblo Coca. Al final de esta reunión los pueblos participantes emitieron la Declaración de Tuxpan. Señalaban el constante ataque y hostigamiento que vivían los pueblos indios por los partidos políticos y por las iglesias que trabajan a favor del capital para lograr el debilitamiento y la división de sus asambleas, de sus autoridades y de sus culturas.

Entre las denuncias de todos los grupos indígenas participantes se incluyó la denuncia de la utilización del bosque comunal de la comunidad indígena Coca de Mezcala como pista para carreras de motocross auspiciadas por las autoridades municipales y por los clubs de motociclistas del Estado de Jalisco, instalados en el territorio de la comunidad, pese al rechazo de los comuneros, utilizando su territorio como parque privado de diversión y con gran daño a la ecología.

En la Declaración de Tuxpan se anunció que los pueblos indios, para seguir existiendo, continuarían fortaleciendo su autonomía en los hechos. La declaración fue firmada por pueblos indígenas de Morelos, Durango, México, Colima, Guerrero y Jalisco.

UNA CELEBRACIÓN POLÉMICA

El 25 de noviembre de 2007 los indios de Mezcala volvieron a invocar la historia y a sus muertos para proclamar que su tierra no la vendían, sino que la defendían, quejándose de que cada 25 de noviembre su pueblo se llenaba de funcionarios municipales y gubernamentales que llegaban a celebrar la lucha que se escenificó en la isla durante la guerra de independencia, pero que a esos personajes se les olvidaba que los actuales pobladores eran hijos legítimos de aquella resistencia. Remarcaron que la lucha de sus antepasados no había terminado.

No sólo el cerro comunal de Mezcala se encuentra en peligro. También lo está esa histórica isla donde sus antepasados lucharon durante cuatro años en la guerra de independencia y no fueron vencidos, pese a la superior tecnología militar de los ejércitos realistas. El gobernador panista de Jalisco ha querido ver la isla como propiedad del gobierno y con motivo de la preparación de la celebración oficial del bicentenario de la independencia, el gobierno estatal y el municipal empezaron a hacer labores en la isla, pero sin consultar a la comunidad.

La idea lanzada por personas del gobierno es que el Presidente de la República esté en la isla en uno de los actos celebratorios del bicentenario en 2010. Los comuneros han invitado a indígenas de Oaxaca para que en 2008 asistan al foro conmemorativo de la resistencia de la isla. Por su cuenta y con sus medios, han estado programando hacer, al margen de las autoridades estatales de todos los niveles, su propia celebración del bicentenario.

SOMOS LOS DUEÑOS,
NO SOMOS PIEZAS FOLCLÓRICAS

Habiendo existido la comunidad desde antes de la llegada de los españoles, ahora los de arriba, enfrascados en los programas de la celebración del bicentenario de la independencia intentan no reconocer a la comunidad indígena. Los comuneros protestan porque les quieren imponer otra forma de gobierno, externa, cuando ellos tienen su propio sistema. Los de arriba pretenden hacer a un lado el gobierno tradicional de la comunidad, para imponer cambios en el uso del suelo.

En diciembre de 2007 la comunidad tuvo que levantar la voz contra los trabajos que se empezaron a hacer, sin su consentimiento, en la isla de Mezcala. Se opusieron a los planes de convertir el lugar en un centro turístico especial para extranjeros, donde los indígenas fueran sólo objetos folclóricos y curiosidades del paisaje. Se quejaron de que se utilizaba maquinaria pesada sin las debidas autorizaciones y sin los peritajes y, sobre todo, sin ninguna consulta a la comunidad. Subrayando su propiedad sobre tierras, montañas, agua y monumentos, los indígenas acusaron a las autoridades municipales, estatales y federales de violar tratados internacionales en materia de protección de los derechos de la cosmovisión de la cultura indígena.

Un perito imparcial dio la razón a los comuneros y constató que las obras que se estaban haciendo en la isla eran incorrectas, con descuidos, omisiones y negligencias, como la demolición de una pieza de la estructura de defensa del fuerte, la falta de criterio en la separación de escombros y vestigios, o la ausencia de un proyecto arquitectónico y arqueológico completo.

NO VENDEMOS NUESTRO CORAZÓN

Los comuneros han dicho que la isla es el corazón de su comunidad, y que las autoridades trataban de convertir ese corazón en una mercancía para el negocio turístico. En noviembre de 2007 los comuneros hicieron un pronunciamiento: “En la Isla de Mezcala pulsa y vive la sangre de nuestros antepasados, en ella se refugia la memoria de nuestro pueblo y en ella reafirmamos nuestra identidad como pueblo originario. Cada 25 de noviembre nuestra historia, junto con nuestros muertos, los antepasados, pasean por el pueblo, por el lago, por la isla. Salen y susurran en nuestro oído los cuidados que debemos de tener a nuestro territorio, a nuestra herencia… La tierra no la vendemos, más bien la defendemos pues es el recuerdo más cercano que nos une con ellos”.

MEZCALA ES UN ESPEJO

A principios de 2008 la Asamblea General de comuneros, como autoridad tradicional de la comunidad indígena de Mezcala, convocó a pueblos indígenas y a la sociedad civil a un encuentro para discutir, analizar y denunciar a los actores y promotores de las invasiones a sus territorios indígenas para robarles lo que desde tiempos inmemoriales les pertenece. El sitio de la reunión sería al lado de donde un empresario de Guadalajara había construido una lujosa residencia en territorio de la comunidad. Denunciando el despojo de sus territorios, mostraron que lo que en Mezcala pasa es un espejo en donde se miran todos los pueblos indígenas del país.

Hubo un gran apoyo a los comuneros de Mezcala de representantes de pueblos indios del Congreso Nacional Indígena y de participantes de la Otra Campaña de Jalisco. Al exponer sus problemas ante los diferentes representantes de otros pueblos indios, los comuneros de Mezcala dijeron que se encontraban ante “una nueva guerra de conquista”, que tenían muy presente lo que sus abuelos les habían enseñado y que con esa sabiduría diseñaban su resistencia, su lucha y sus propios planes para convivir en ese territorio.

“HEMOS SUFRIDO LO MISMO”

Al final del evento los participantes dieron a conocer esta declaración: “Los Pueblos Indígenas P’urhepecha, Wixárika y Nahua de los Estados de Jalisco y Michoacán presentes en la Comunidad de Mezcala, Jalisco, durante la celebración de la conmemoración de la Titulación Virreinal de sus tierras, manifestamos nuestro total rechazo a las pretensiones de los malos gobiernos federal, estatal y municipal, en contubernio con empresarios y caciques de despojar a nuestros hermanos Cocas de Mezcala de sus recursos, patrimonio histórico y territorio. Sabemos por nuestra propia experiencia que escondidos detrás de supuestos objetivos de “progreso”, “protección ambiental y arqueológica” o “desarrollo”, se encuentran las ambiciones de los poderosos de explotar para su beneficio los recursos aún preservados por nuestros pueblos y comunidades
gracias a nuestra resistencia de siglos”.

“Reconocemos que nuestros hermanos de Mezcala han sido durante toda la historia uno de los pueblos que han encabezado con más fuerza las luchas de la dignidad india y que con su sangre ayudaron a la preservación de la integridad e identidad de nuestro país. Por eso es doblemente indignante que Jalisco ni siquiera les haya dado el reconocimiento de Pueblo Indígena, ni por lo tanto, de legítimos dueños de sus tierras y territorios, que ancestralmente han defendido incluidas las aguas de la Laguna de Chapala y la Isla de Mezcala”.

“Las comunidades presentes en este evento, hemos sufrido igualmente el embate que contra los Pueblos están llevando a cabo los intereses capitalistas, ahora globalizados, contra los recursos que tradicionalmente han formado parte de nuestras culturas, desde los genéticos hasta nuestros bosques, aguas, minerales y tierras, en su intento por mercantilizar todo, queriendo extender con esto el daño que ya han causado estas lógicas de mercado en casi todo el mundo y en contra de nuestra visión sagrada de cuidado y responsabilidad hacia la Madre Tierra”.

EL DERECHO A LA AUTONOMÍA

Los pueblos pertenecientes al Congreso Nacional Indígena que se solidarizaron con la lucha de los comuneros de Mezcala también se pronunciaron en contra de la política neoliberal del Estado mexicano y en contra de la militarización y paramilitarización, pues bajo el pretexto de combatir al crimen organizado, militares y policías invaden territorios indígenas y protegen a quienes han estado despojando a los pueblos indios.

Levantaron la voz contra los medios ilícitos de apropiación que estaban utilizando los ricos nacionales y extranjeros para despojar a los pueblos de sus recursos. Se opusieron a los proyectos supuestamente ambientalistas que, imponiendo proyectos de ecoturismo e investigación científica, han contribuido a despojar a los pueblos del control de sus territorios, recursos y conocimientos, al introducir mecanismos de bioprospección que terminan otorgando patentes y derechos de propiedad intelectual a grandes transnacionales sobre recursos que son propiedad de esos pueblos y de toda la humanidad. Reiteraron su derecho a la práctica de la autonomía en los hechos, valiéndose de sus formas propias de organización y del manejo de sus recursos naturales.

SON LAS TIERRAS DEL PUEBLO COCA

Como otra forma de defensa de su autonomía, los comuneros de Mezcala elaboraron y prepararon en 2008 un estatuto comunal. Reclaman ser un antiguo pueblo presente allí desde inmemorial tiempo. Remiten al título primordial, por el cual se ostentan como legítimos dueños de las aguas, tierras, montes, cerros y de la isla. Enfatizan que por ninguna ley, persona o gobierno, pueden ser despojados, pues son absolutos dueños con legítimos derechos para siempre. El estatuto está basado en los principios que protegen las tierras, territorios, isla y recursos naturales de la comunidad indígena, que rigen su organización comunal, agraria, social y económica, y que establecen las bases para el funcionamiento de las propias instituciones que, en conjunto, integran el gobierno tradicional de la comunidad.

Pertenecen al pueblo Coca en los términos del Convenio 169 de la OIT sobre pueblos indígenas en países independientes. Son indígenas por descender de poblaciones que habitaban en el país en la época de la Conquista, y por conservar sus propias instituciones sociales, económicas, culturales y políticas. Aplican sus usos y costumbres o su derecho consuetudinario observando los derechos fundamentales definidos por el sistema jurídico nacional e internacional y respetando el espíritu general de las leyes. Participan en la utilización, administración y conservación de los recursos que se encuentran en sus tierras. Y conservan las modalidades de transmisión de los derechos sobre las tierras propias de la comunidad.

MONTES, ARROYOS, CERROS,
PLANTAS, ANIMALES...

La forma de organización de este pueblo es la comunal, con una asamblea general de comuneros como máxima instancia de decisión de la comunidad. Desde la antigüedad y hasta el presente hacen uso de la tierra y de las aguas de manera colectiva para beneficio de toda la comunidad. Según sus leyes, hacen prevalecer el interés de toda la comunidad sobre los intereses particulares, propician el desarrollo de la comunidad a partir del desarrollo de todos sus integrantes, conservan la unidad social e identidad como comunidad a través de la protección y fomento de todas sus instituciones propias, con especial énfasis en sus fiestas principales, monumentos históricos y arqueológicos, costumbres e historia. Defienden como propios los bienes comunales que les fueron reconocidos y confirmados por la resolución presidencial publicada en agosto de 1971, así como las tierras que poseen desde tiempo inmemorial y que les fueron reconocidas legalmente por el gobierno colonial español en los siglos XVI, XVII y XVIII.

Las tierras de propiedad de los comuneros de Mezcala gozan de una protección especial que las hace inalienables, imprescriptibles e inembargables y junto con las tierras y la isla de Mezcala, la comunidad es propietaria de todos los recursos naturales existentes dentro de las mismas.

Remitiéndose al artículo trece del Convenio 196 de la OIT el territorio de esta comunidad consiste en la totalidad del hábitat de la región que ocupa o utiliza y esto incluye tierras, montes, aguas, arroyos, ojos de agua, lugares sagrados, cerros, valles, llanos, lomas, barrancas, plantas, hongos, animales, milpas, caseríos, magueyales, piedras y demás recursos utilizados comunitariamente, por lo que se establece que será nulo de pleno derecho cualquier parcelamiento de las zonas boscosas comunales.

DEFENDER LA ECOLOGÍA

Hay plena conciencia de la necesidad de defender la ecología del lugar. En el Convenio se establece que todas las actividades que la comunidad realice para la explotación, uso y conservación de sus recursos naturales deberán procurar su aprovechamiento sustentable, el equilibrio ecológico, la preservación y protección del ambiente, de los ecosistemas y de la biodiversidad, así como garantizar la plena autonomía del núcleo comunal en el manejo de esos recursos. Asimismo, en todo aprovechamiento que se haga de los recursos naturales propiedad de la comunidad se considerará el tipo de protección que tengan, los criterios ecológicos vigentes, el posible impacto ambiental, los instrumentos y políticas en materia de ordenamiento ecológico y la vocación natural de los recursos a explotar.

Considerando la relación especial que desde tiempos ancestrales la comunidad ha guardado con todo su territorio, las plantas, hongos y animales que se encuentran dentro del territorio comunal gozan de protección especial y se consideran indispensables para satisfacer las necesidades de la comunidad. Las tierras de uso común no pueden otorgarse a un solo comunero y estarán bajo cuidado y administración del comisariado de bienes comunales y del consejo de vigilancia, con el fin de garantizar el interés comunal y para que ninguna persona ajena a la comunidad use y disfrute de ellas. Está prohibida la privatización, renta o venta de los ojos de agua, presas o bordos. Y nadie puede emplearlos para uso personal, sino comunitario.

“NUESTRO PUEBLO
VIENE DE TIEMPO ATRÁS”

Una amenaza sobre la tierra comunal tiene que ver con el intento de las autoridades del Municipo de Poncitlán para imponer un Plan de Desarrollo Urbano de Mezcala, por el que se busca que los del gobierno se adjudiquen el derecho a decidir el uso y disfrute de estos terrenos, sin haber consultado al pueblo ni haber pedido permiso a la asamblea de la comunidad.

Otro escollo que han encontrado los indios cocas de Mezcala es que, por haber perdido su lengua y vestimenta, las autoridades de Jalisco no los quieren reconocer como pueblo indígena. Esto lo ven ellos como otro ataque al pueblo y afirman que no necesitan ese reconocimiento legal para seguir siendo lo que en verdad son.

La gente de la comunidad se ufana de ser indígena y de defender su tierra y su autogobierno, y de no haber perdido su memoria histórica. La mayoría de los jóvenes están con los ancianos, y la comunidad subraya que para sentirse indígenas basta con que el pueblo sepa que lo es y defienda esa identidad.

En mayo de 2008 la comunidad de Mezcala se dirigió a los Comisionados de las Naciones Unidas para los Derechos de los Pueblos Indígenas para informarles que compartían la mala condición de los pueblos indios en México, tanto por el olvido como por los abusos del Estado mexicano. Informaron también que a su comunidad el Estado mexicano no la reconocía como pueblo Coca aduciendo que el pueblo Coca se había extinguido, puesto que ya no permanecía ni su lengua ni su indumentaria.

NO CORTARÁN NUESTRAS RAÍCES

La comunidad de Mezcala refutó así esos razonamientos: “Nuestro pueblo, nuestros mayores se ríen de las palabras del gobierno, pues no necesitamos su aprobación para decir a nuestros hijos y a la población en general, que nuestro pueblo viene de tiempo atrás y que lo que tenemos, nuestro territorio, nuestras islas, nuestro bosque, nuestras autoridades tradicionales, nuestras danzas, fiestas, costumbres son la herencia de nuestros antepasados”.

La Comunidad de Mezcala también planteó a la ONU la situación de peligro en que estaba el corazón de su comunidad, el fuerte símbolo de su historia de resistencia. En torno a la isla ponían en la discusión otro importante elemento: los planes gubernamentales pretendían borrar el origen de la isla y desconocían que en ella desde tiempos inmemoriales se adoraba a Ytzollanlzintzi. Mientras el gobierno quería remozar las piedras, la comunidad “veía la memoria, la palabra, la sangre de sus antepasados”. Los indios de Mezcala se quejaban de que las autoridades se burlaran de la historia del pueblo, pero advertían que mientras el gobierno, con fuerza y poder, cortaba hojas, ramas y hasta parte del tronco, olvidaba que las raíces eran las que daban fuerza y vida a la comunidad.

TALLERES PARA LA MEMORIA,
Y CONSULTAS CON LOS AUSENTES

En septiembre de 2008 los comuneros proseguían en sus luchas en defensa de su territorio comunal ante invasores o prestanombres. Sabiendo la importancia de mantener la memoria histórica de la comunidad, hacían talleres para reforzar entre todos los habitantes de la comunidad esa memoria, desde los más viejos hasta los niños. Los comuneros proponen que la comunidad de Mezcala debe hablar y hacer sus libros. También han estado realizando un inventario de flora, fauna y recursos naturales y preparando un video para difundir la vida de la comunidad. Y como la mitad de los viejos comuneros ya han muerto, impulsaron un proceso para renovar a los comuneros, recibiendo a decenas de jóvenes.

En la comunidad se ha mantenido una cuidadosa articulación con los llamados hijos ausentes, los migrantes en Estados Unidos. El crecimiento de la población y la contaminación de la laguna ha incrementado la migración, especialmente hacia el Norte. Los migrantes mandan remesas, utilizadas para la construcción de casas en la comunidad, y permanecen unidos por la principal fiesta religiosa, la de la virgen de la Asunción. La “organización de hijos ausentes” se encuentra muy ligada a la estructura comunal.

Siguiendo la regla zapatista de “caminar preguntando”, han incorporado a toda la población en la dinámica de defensa de su autonomía y en septiembre de 2008 iniciaron una consulta entre la población residente en Mezcala y los hijos ausentes para analizar todos los problemas que viven en la actualidad.

“NUESTROS MUERTOS RONDAN
Y SUSURRAN”

Los comuneros de Mezcala tienen ante sí lo que les ha sucedido a otros ejidatarios de los pueblos vecinos de la ribera del lago, sobre todo en Chapala y Ajijic. Ante la presión del turismo capitalista, que les lanza el señuelo de tener empleos, comunidades vecinas han ido vendiendo sus tierras y ahora son sirvientes mal pagados de foráneos y extranjeros en las que fueron sus propias tierras. Los de Mezcala no quieren repetir ese error. La mayoría quiere conservar la libertad de la comunidad, aunque hay algunos pocos que se deslumbran con el dinero que se les ofrece.

Pero la estructura comunal sigue siendo fuerte y un freno para el desmembramiento de la comunidad. Los comuneros han denunciado reiteradamente las intenciones de autoridades y particulares. Han recordado que sus muertos están angustiados al ver los engaños, tanto de funcionarios como de académicos, que prometen un progreso que excluye a los habitantes del lugar, verdaderos dueños de él. Los viejos del pueblo dicen que los luchadores muertos hace doscientos años andan ya rondando y susurran a los oídos de los vivos: “Recuerden que son ustedes nuestros hijos, griten que nuestra historia no ha terminado”.

CON ELLOS Y COMO ELLOS

Mezcala tiene experiencia de resistencia en lo local ante la irrupción foránea de los de arriba y ante la globalización neoliberal. Esta resistencia ha sido históricamente exitosa frenando las pretensiones gubernamentales de actuar sin permiso del pueblo. Los indios de Mezcala son conscientes de que tienen detrás de sí el respaldo de muchos siglos. A la orilla del lago más importante de México, siguen en búsquedas anticapitalistas y en una larga lucha por su autonomía.

Como los comuneros de Mezcala, en muchos rincones de México hay pueblos indios, campesinos, pobladores de barriadas, grupos de jóvenes, de mujeres, que desde su vida cotidiana están con ellos, y como ellos también en búsqueda para liberarse de los moldes impuestos por el Estado y el capitalismo.

INVESTIGADOR DE CIESAS OCCIDENTE. CORRESPONSAL DE ENVÍO EN MÉXICO.

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