Miguel Hidalgo, ¿masón?
Corre el rumor de que Miguel Hidalgo, figura principal de la revolución de independencia mexicana, fue iniciado en la masonería alrededor del año de 1806 en una logia de la ciudad de México. ¿Existen motivos para tal afirmación? En las biografías del “Padre de la Patria” y en otros textos que abordan la historia de la independencia no hay mención alguna al respecto. Sin embargo circula una interpretación histórica, desdeñada por algunos académicos que la consideran demasiado tendenciosa, en que el debate acerca de la pertenencia de Miguel Hidalgo a la masonería se ha mantenido vigente. Me refiero a la historiografía masónica.
En los estudios sobre la masonería en México pueden observarse claramente dos tendencias antagónicas e irreconciliables. La primera comprende las historias escritas por masones, las cuales por obvias razones atribuyen a la organización grandes cualidades y un papel protagónico en el desarrollo político y social de México. La segunda vertiente incluye aquellas obras en que se culpa a la masonería de los males del país o en que se defiende la idea de que existe una gran conspiración cuyo fin último es hacerse del control del gobierno de la República y acabar con el cristianismo y la Iglesia católica. Escritores de ambas vertientes han aportado elementos para comprobar o desmentir ese mito. Pero ¿dónde y por qué surgió? La primera mención de la pertenencia de Miguel Hidalgo a la masonería data del año de 1884, cuando se publicó la Historia de la masonería en México de José María Mateos. El autor –uno de los fundadores del Rito Nacional Mexicano– asegura en su texto, aunque sin aportar evidencia alguna, que Hidalgo y Allende fueron iniciados en la masonería en una logia ubicada en la Calle de las Ratas, en un inmueble al que actualmente corresponde el número 73 de la calle de Bolívar en el Centro Histórico de la Ciudad de México. Años después, en la muy extensa publicación titulada Comentario histórico, crítico, auténtico a las revoluciones sociales en México, escrita por el abogado Antonio Gibaja y Patrón –quien en cinco volúmenes intenta demostrar que Hidalgo, Juárez y Carranza fueron instrumentos de una conspiración judeo-masónica para trastocar el orden establecido en México– se aporta el dato de que una placa de piedra en la fachada del citado inmueble rezaba: “Rito Nacional Mexicano. A los ilustres caudillos de nuestra independencia nacional D. Miguel Hidalgo y Costilla y D. Ignacio Allende. Iniciados masónicamente en esta casa en el año de 1806.” Según Gibaja, esta placa todavía permanecía allí y era visible hacia la mitad de la década de 1920. Hoy, después de que la casa de Bolívar 73 ha cambiado varias veces de giro –alrededor de 1945 era un cabaret, hace un par de años una cantina y hoy es una tienda de instrumentos musicales– la placa ha desaparecido.
Gibaja y Patrón, así como Salvador Borrego –otro de los más conocidos autores que defienden la idea de la existencia de una gran conspiración de escala mundial– y el sacerdote católico Jesús García Gutiérrez –mejor conocido por su nom de plume Félix Navarrete, bajo el que escribió La masonería en la historia y en las leyes de Méjico– no obtuvieron el dato de la iniciación de Hidalgo del libro de Mateos, sino de Una contribución a la historia masónica de México, obra publicada en 1899 por el masón estadounidense –miembro del Rito de York– Richard Chism. El relato de Chism sobre el viaje que desde el pueblo de Dolores hacia la ciudad de México emprendieran Hidalgo y Allende es mucho más colorido y poético, además de que aporta otro dato, la fecha de la supuesta iniciación: 1806. Debido a que Mateos fue la fuente de Chism, éste tampoco ofrece evidencias documentales o bibliográficas para apoyar su dicho. Por ello, hacia 1950 Luis J. Zalce y Rodríguez, masón grado 33 del Rito Escocés, en sus Apuntes para la historia de la masonería en México –sobre la base de los datos aportados por el sacerdote católico Agustín Rivera en su libro Anales de la vida del Padre de la Patria y en una entrevista que sostuvo con éste en 1902– polemiza con Mateos y Chism respecto a la veracidad del pasaje referente a la iniciación de Hidalgo, y niega la posibilidad de que tal hecho haya ocurrido, lo que le valió que algunos años después Ramón Martínez Zaldúa –otro masón– le dirigiera una crítica muy severa en las páginas de su Historia de la masonería en Hispanoamérica.
¿Cuál fue el motivo que impulsó a José María Mateos a afirmar que Miguel Hidalgo había sido masón? Existen dos posibilidades: hacer una aportación de gran envergadura al panteón masónico mexicano, o responder a los ataques contra la masonería lanzados por el papa León XIII en su bula Humanum Genus, emitida en el mismo año de la aparición de la Historia de Mateos. ¿Y la falta de evidencia? Según Albert Gallatin Mackey –uno de los autores más respetados en los círculos masónicos y contemporáneo de Mateos–:
el francmasón no tiene otra forma de acceder a las enseñanzas de la orden sino a través de leyendas y símbolos. Una leyenda difiere de la narrativa histórica únicamente en que carece de evidencia documental de su autenticidad, es fruto de la tradición. Es una leyenda porque no tiene fundamentación escrita. Es oral y, por lo tanto, legendaria”.
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jose luis Careaga -