TRATADO McLANE-OCAMPO
El Tratado McLane-Ocampo, formalmente Tratado de Tránsito y Comercio, fue un acuerdo entre los Estados Unidos y el gobierno liberal de México, encabezado por Benito Juárez, firmado en el puerto de Veracruz en México, el 14 de diciembre de 1859, el cual habría vendido a perpetuidad el derecho de tránsito por el Istmo de Tehuantepec a los Estados Unidos, por cuatro millones de dólares, desde el puerto de Tehuantepec en el sur, hasta Coatzacoalcos en el Golfo de México, y con la carga para México de emplear fuerzas militares para la seguridad de las personas que transiten (artículo V); ceder a perpetuidad el derecho de tránsito a favor del vecino país del norte, desde la ciudad de Guaymas hasta el Rancho de Nogales u otro punto conveniente de la frontera entre la República de México y los Estados Unidos (artículo VI); ceder a perpetuidad el derecho de tránsito a la unión americana, desde cualquier punto entre Camargo y Matamoros, u otro punto conveniente de la frontera de Tamaulipas, vía Monterrey, hasta Mazatlán (artículo VII).
El 22 de febrero de 1859 William B. Churchwell recomendó de forma confidencial a James Buchanan que en el tratado se incluyera una cláusula para lograr la cesión de Baja California a los Estados Unidos,[1] sin embargo el gobierno de Juárez rechazó la propuesta y en la versión final del tratado firmado por McLane-Ocampo no se vendía ninguna porción de territorio.[
La firma del tratado era de particular importancia para el Gobierno Republicano de Juárez, porque representaba el reconocimiento ante la comunidad internacional de México como República, [3] y de esta forma el Gobierno Republicano obtenía automáticamente el apoyo militar de EEUU contra la invasión extranjera.[4] Aunque el tratado McLane-Ocampo no fue ratificado, sirvió para que se reconociera al Gobierno de Juárez y consecuentemente derrotar a los invasores.
El tratado estipulaba que todo el tránsito que circulara por el istmo, sería libre de cualquier derecho o tarifa, tanto para los productos comerciales como para los militares y las tropas. Incluso garantizaba la obligación de las tropas mexicanas de ayudar al aseguramiento de los derechos permanentemente otorgados a los Estados Unidos.
Adicionalmente, garantizaba derechos de paso por dos franjas de tierra mexicana: una que correría por el estado de Sonora desde el puerto de Guaymas en el Mar de Cortés, hasta Nogales, en la frontera con Arizona; y la otra del occidental puerto de Mazatlán, en el estado de Sinaloa, pasando por Monterrey, hasta llegar a Matamoros, Tamaulipas al sur de la actual Brownsville, Texas, en el Golfo de México.
México tendría asimismo la obligación de construir instalaciones de almacenamiento en ambos lados del istmo de Tehuantepec. Todos los derechos de paso beneficiarían a los Estados Unidos de forma perpetua.
De los $4,000,000 del costo total de estos beneficios, los Estados Unidos pagarían de inmediato únicamente dos millones al gobierno de México, mientras que la mitad restante permanecería en las manos de Estados Unidos, previendo los pagos de demandas de ciudadanos estadounidenses contra el gobierno mexicano por daños a sus derechos.[6]
Situación Real del Tratado [editar]
A pesar de que el presidente estadounidense James Buchanan favorecía fuertemente el arreglo y el presidente mexicano Benito Juárez, necesitaba con urgencia el dinero para financiar la guerra que libraba contra el Partido Conservador, el acuerdo nunca fue ratificado por el Senado de Estados Unidos.
Estados Unidos planeaba construir una vía ferrea o un canal a lo ancho del istmo para acelerar el transporte de correo y mercancias entre las costas este y oeste. Los caminos ahí, en Nicaragua y en Panamá ya acumulaban tránsito considerable.
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Rodion Raskolnikov -
Alejandra Lamas Galvan 5°A -
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