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Blog de Historia

GUERRILLA ZAPATISTA

El mandar obedeciendo zapatista como construcción de una categoría en Filosofía Política

A Ana Toledo,

pensadora y constructo

“Para ellos, nuestras historias son mitos,

nuestras doctrinas son leyendas,

nuestra ciencia es magia,

nuestras creencias son supersticiones,

nuestro arte es artesanía,

nuestros juegos, danzas y vestidos son folklore,

nuestro gobierno es anarquía,

nuestra lengua es dialecto,

nuestro amor es pecado y bajeza,

nuestro andar es arrastrarse,

nuestro tamaño es pequeño,

nuestro físico es feo,

nuestro modo es incomprensible.”

Subcomandante Insurgente Marcos

 

“Agregamos nosotros: Para ellos, Nuestro filosofar no lo hay.”

Carlos Lenkersdorf

 

I. INTRODUCCIÓN

Muchas veces se dice que los latinoamericanos, o más, los indoamericanos, no somos capaces de hacer reflexiones a la altura del pensamiento occidental. Se nos niega la palabra y se nos niega el derecho a pensar filosóficamente. Nos dicen que nuestra forma de entender el mundo es errónea, salvaje. Y cuando nos llegan a respetar usos y costumbres, lo hacen como mirando para abajo: ya progresarán, y entonces entenderán las bondades de nuestras prácticas democráticas y políticas. Nadie pone atención a lo que las comunidades originarias del continente tienen que proponer. Y no sólo como una mera abstracción, sino como una práctica que tiene una tradición milenaria que funciona, ya que han logrado mantener un equilibrio en sus convivencias cotidianas no sólo social o políticamente, también como una forma de convivir con la naturaleza, con la religión, etc.

El EZLN es una organización político-militar que puso de nuevo en la mesa de discusión el estatus del indio en el México “moderno”. Lo volvieron a hacer visible con la fuerza de sus armas y sobre todo con la fuerza de sus palabras. Tomaron esa sabiduría indígena y la transformaron en discursos y prácticas políticas. Y ahora vamos a tratar de hacer una construcción filosófica de lo que los zapatistas (aunque no sólo ellos) han propuesto: el mandar obedeciendo.

No haremos un estudio exhaustivo de las cartas, comunicados y demás epístolas zapatistas. Sólo hemos tomado una de sus propuestas y la hemos investigado en las corrientes filosóficas para poder ayudarnos en su construcción. Y lo hemos hallado en la Filosofía de la Liberación, sobre todo en lo que el doctor Enrique Dussel ha practicado. Ojalá y hayamos logrado nuestro cometido.

II. CONTEXTUALIZACIÓN

La aparición pública del Ejército Zapatista de Liberación Nacional el primero de enero de 1994, planteó nuevas problemáticas no por la aparición del EZLN en sí, sino porque la sociedad, el gobierno, los filósofos, etc., habían estado obviando ciertas cuestiones que hasta esos días comenzaron a ser tomadas en cuenta. Es decir, los zapatistas vinieron a mostrarnos al México plural, al México negado, al país racista que los había olvidado “en el último rincón del país”. Al México que sólo se entendía como nación al homogeneizar a todos, o para decirlo en palabras prosaicas, nuestro país quería que todos fuéramos mariachis, no importando que la mexicanidad se compusiera de muchísimos más aspectos que ese reduccionismo folklórico.

Ahora bien, otro tema que salta a la vista en estos asuntos relacionados con el levantamiento zapatista del año 94, es la ideología dominante del capitalismo no sólo como sistema económico, sino político, social, cultural, etcétera, en los tiempos del “fin de la historia”, como preconizó Fukuyama. Después del derrumbe del autodenominado “socialismo realmente existente”, la decepción llegó. Los desencantados de la izquierda pro-soviética ahora expiaban sus culpas convirtiéndose velozmente al capitalismo, descubriendo de pronto que éste no era tan malo como decían su conciencia y su pasado rojos. Pero, a parte de ello, se fraguó una independencia teórica en Latinoamérica. Hubo sectores de izquierda que pudieron realizar sus reflexiones sin la sombra soviética que los engullera. Pero, como la pregunta central que se plantea la primera, la original, Escuela de Frankfurt: “¿cómo era posible que al forma de reproducción capitalista, a pesar de su obvia disfuncionalidad, siguiera existiendo y tuviera cada vez más apoyo popular?”. El zapatismo dijo: Basta, y están presentado una oposición verdadera a este sistema que cada vez se muestra como el causante de la destrucción de la naturaleza y el sufrimiento de millones de personas en todo el mundo y a través de mucho tiempo.

Pero, en un primer momento, según interpreto, los partidos, las organizaciones de izquierda, quedaron pasmados; la sociedad civil comenzó a rebasarlos y a salirse del guión establecido por aquéllos para realizar luchas y reivindicar demandas de carácter social. Y a partir de ahí, “estos movimientos políticos han sustituido, sin más, el ideal socialista por el ideal democrático.” En este contexto post-guerra fría (o la III Guerra Mundial, como le llama el Subcomandante Insurgente Marcos) es cuando surge la lucha armada en el estado de Chiapas. Y es cuando se presentan nuevas formas de lucha (una guerrilla muy poco ortodoxa, a como habían venido actuando las luchas de liberación nacional en América Central) y propuestas rebeldes (mas no revolucionarias) que rompen los paradigmas y los temas que siempre habían dominado el discurso de las guerrillas “tradicionales”.

Muchos temas ha propuesto, desde mi perspectiva, el EZLN. La otredad, la categorización detallada de lo mexicano, lo que, estando en México, trasciende lo meramente mexicano (como puede ser la distinción en sus discursos de la lesbiana, el homosexual, la prostituta, el chavo banda, el indígena, el obrero, la ama de casa, el darketo, el punketo, etc.). Es decir, el zapatismo nos invita a ser parte de esta nación, pero sin dejar de ser lo que somos (o en otras palabras: ser mexicano sin ser mariachi o “parrandero y jugador”). En resumen, el multiculturalismo. Asimismo, han reflexionado sobre la libertad, sobre el poder (al cual rechazan, esto es, que no quieren acceder a él), sobre la democracia y sobre la justicia.

El EZLN se alzó en armas tomando varias cabeceras municipales del suroriental estado de Chiapas. Según su dicho, se rebelaban por tres demandas básicas: democracia, libertad y justicia. En el primer pronunciamiento público que hicieron de forma escrita (la primera Declaración de la Selva Lacandona), según los analistas políticos, mostraban un lenguaje político ensimismado, muy obsoleto, marxista-leninista (que, para esos analistas, era signo de una antigualla y un empecinamiento ideológico). Carlos Fuentes dice que el lenguaje del zapatismo “ya no es el lenguaje petrificado, dogmático, pesado, sino un lenguaje mucho más fresco, nuevo [que el del alzamiento]”. Carlos Monsiváis, por su parte, decía sobre la Primera Declaración:

La primera Declaración de la Selva Lacandona me pareció delirante […] Es demencial la pretensión de un grupo de mil o dos mil personas declarar la guerra al Estado mexicano […] No hay que idealizar tan rápidamente a los alzados. Su lenguaje político es rudimentario, su idea del socialismo corresponde al modo desinformado con que adoptan utopías difusas.

Monsiváis, con el lenguaje y reflexiones apresurados y dicharacheros que lo caracterizan, califica al zapatismo como rudimentario en sus planteamientos políticos (pues éstos se dan a través del lenguaje). Es posible que el zapatismo haya calculado mal sus formas expresivas, esto debido al aislamiento relativo en el que se mantuvieron para preparar su ofensiva militar, pero ello no es suficiente para descalificar como “demencial” y “rudimentarios” a las pretensiones y planteamientos de la guerrilla. No creo que el EZLN haya abandonado un ideal supuestamente socialista de marxismo-leninismo, de lucha de clases, propias de las guerrillas de Liberación Nacional centroamericanas, por un discurso de indigenismo. Más bien yo creo que de ahí partió, de la formación marxista de los líderes, para avanzar y transitar a una lucha transmoderna. Desde el principio el Ejército Zapatista ha dicho:

-¿Hay contenidos raciales y étnicos en sus demandas?

-El Comité Directivo está formado por indios tzotziles, tzeltales, choles, tojolabales, mames y zoques, los principales grupos étnicos de Chiapas. Todos ellos han estado de acuerdo y, además de democracia y representatividad, demandaron respeto, respeto que los blancos nunca les han tenido. Sobre todo en San Cristóbal, los “coletos” (sancristobalenses) son muy insultantes y discriminadores con respecto a los indios en la vida cotidiana. Ahora los blancos respetan a los indios, porque los ven con las armas en la mano.  

En otro lado agrega:

Desde el día 1o. de enero del presente año nuestras tropas zapatistas iniciaron una serie de acciones político-militares cuyo objetivo primordial es dar a conocer al pueblo de México y al resto del mundo las condiciones miserables en que viven y mueren millones de mexicanos, especialmente nosotros los indígenas.

[…]

los mandos y elementos de tropas del EZLN son mayoritariamente indígenas chiapanecos, esto es así porque nosotros los indígenas representamos el sector más humillado y desposeído de México, pero también, como se ve, el más digno. Somos miles de indígenas alzados en armas, detrás de nosotros hay decenas de miles de familiares nuestros. Así las cosas, estamos en lucha decenas de miles de indígenas. El gobierno dice que no es un alzamiento indígena, pero nosotros pensamos que si miles de indígenas se levantan en lucha, entonces sí es un alzamiento indígena.

El EZLN ha mantenido desde un primer momento (si bien en grado ascendente) las demandas y reivindicaciones indígenas. Pero sobre todo, ha dispuesto una gran forma de reflexionar no sólo sobre la situación que priva entre los pueblos originarios, sino también a nivel nacional e internacional. Reflexionan sobre la política electoral, sobre la multiculturalidad, sobre la diversidad sexual, es decir, sobre las otredades que pueblan el mundo. Han sido catalogados como los iniciadores de la globalifobia, que tuvo su estallido internacional con ellos, y se manifestó de forma más clara en Seattle, EEUU, en 1999. Pero sobre todo, por el tema que ahora me ocupa, resalto su fórmula política que han puesto en práctica en el territorio autónomo de facto chiapaneco. Las Juntas de Buen Gobierno (JBG) enuncian un postulado que trataremos de construir filosóficamente: “aquí el pueblo manda y el gobierno obedece”. 

Es un modo otro que ellos elevan como proyecto alternativo en sus luchas anticapitalistas y contra el neoliberalismo. Las comunidades indígenas y sus propuestas y pensamientos no son producto de generación espontánea, tienen una tradición de lucha ancestral, como lo demuestra Héctor Díaz-Polanco en sus estudios histórico-antropológicos acerca de las autonomías indias en México y Mesoamérica. Ellos, desde siempre, han luchado por recuperar esa paz que les da el saberse gobernados por ellos mismos. Mandando obedeciendo.

Así, proponen algo que tal vez no sea del todo novedoso (quizás alguien ya lo haya propuesto antes que los zapatistas chiapanecos), pero que ahora se está llevando a la praxis. El Subcomandante Insurgente Marcos, en su vida civil, es decir, antes del alzamiento armado, estudió la licenciatura en Filosofía en la UNAM, y es por eso que nos atrevemos a afirmar que es un filósofo de la praxis, no sólo por sus estudios profesionales, sino también y sobre todo, por la gran capacidad reflexiva que ha mostrado y las capacidades del zapatismo (con su clara influencia) para ascender esos planteamientos a la realidad. Marx decía: “Los filósofos se han limitado a interpretar el mundo de distintos modos; de lo que se trata es de transformarlo.” Y Marcos y el zapatismo lo están realizando, no obstante hoy estén fuera de los reflectores y se los considere pasados de moda. El zapatismo no es una moda, es algo más que eso: es una alternativa al desastre neoliberal.

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